martes, 29 de marzo de 2016

Abrazando la Ira

Abrazando a mi irá Thich Nhat Hanh
Necesitamos entrenamiento para escuchar profundamente con compasión. Pienso, creo, tengo la convicción que un padre, si sabe cómo escuchar a su hijo profundamente y con compasión, podrá abrir la puerta del corazón de su hijo y restablecer la comunicación. 
En Plum Village, donde vivo y practico, aconsejo a nuestros amigos no guardar su ira más de 24 horas sin decirlo a la otra persona. “Cariño, yo sufro y quiero que lo sepas. No sé porqué me has hecho semejante cosa. No sé porqué me has dicho semejante cosa.” Es lo primero que deberían decir a la otra persona. Y si no están lo suficientemente calmados para decirlo, pueden escribirlo en un trozo de papel.
Lo segundo que ellos pueden decir o escribir es:
“Estoy haciéndolo lo mejor que puedo.”
Esto significa:
“Estoy practicando no decir nada, no hacer nada con ira, porque sé que si lo hiciera crearía más sufrimiento. Entonces estoy abrazando mi ira, estoy mirando profundamente en la naturaleza de mi ira.”
Decís a la otra persona que estáis practicando coger vuestra ira, comprender vuestra ira, para descubrir si esa ira procede de vuestro propio error, vuestra percepción errónea, vuestra carencia de plena conciencia y vuestra carencia de sabiduría.
Y lo tercero que debéis decirle a él o a ella es:
“Necesito tu ayuda.”
Habitualmente, cuando estamos enojados con alguien queremos hacerle oposición.
Queremos decir:
“No te necesito. Puedo sobrevivir por mí mismo solo.”
“Necesito tu ayuda” significa: “Necesito tu práctica, necesito tu mirada profunda, necesito que me ayudes a superar esta ira porque sufro.”
Y si sufres, no hay forma de que puedas ser feliz, porque la felicidad no es una cuestión individual. Si la otra persona sufre no hay forma de que tú puedas ser verdaderamente feliz solo. Entonces, ayudando a la otra persona a sufrir menos, a sonreír, tú también serás feliz.
El Buda dijo: “Esto es así porque aquello es así. Esto es porque aquello es.”
Las tres frases yo propongo sean el lenguaje del verdadero amor. Esto inspirará a la otra persona a practicar, a mirar profundamente, y juntos conseguiréis el entendimiento y la reconciliación.
Propongo a mis amigos escribir esas frases en un trozo de papel y deslizarlo en su cartera. Cada vez que se enfaden con su pareja, o su hijo, o su hija, pueden practicar la respiración consciente, cogerlo y leerlo. Será una campana de la plena conciencia diciéndoles qué hacer o no hacer. Son las tres frases: “Sufro y quiero que lo sepas.” “Estoy haciéndolo lo mejor que puedo.” “Por favor, ayúdame.”
Todas las cosas necesitan alimento para estar vivas y crecer, incluso nuestro amor o nuestro odio. El amor es una cosa viva, el odio es una cosa viva. Si no alimentamos nuestro amor, morirá. Si cortáis la fuente que alimenta vuestra violencia, vuestra violencia morirá también. He ahí porqué el camino enseñado por el Buda, es el de la paz y el consumo consciente.

No hay comentarios.: