lunes, 29 de julio de 2013

LA PRÁCTICA DE la SEMANA (Del 29 de Julio al 4 de Agosto)


ALEGRIA Y REGOCIJO.

Hoy voy a dedicar mi atención a todas las cosas buenas que hay en mi vida y en la de los demás, sentiré alegría por todo ello y trataré de no perderla en ningún momento. Ahora mismo tengo salud, tiempo libre, mis necesidades cubiertas, libertad para decidir lo que quiero hacer, tengo muchos amigos y gente que me quiere, tengo interés por practicar dharma y conocimientos suficientes sobre meditación… Y aún si yo carezco de algunas de estas ventajas, hay mucha gente que las tiene y que las aprovecha.
Puedo sentirme muy feliz y regocijarme por ello, es igual que si yo lo tuviera.
No voy a perder en ningún momento esta alegría y regocijo, me fijaré constantemente en las cosas buenas que hace mucha gente, en la felicidad y bienestar que disfrutan los demás.
Y pensaré que con mi alegría y regocijo estoy colaborando para que, en todo el mundo, la felicidad y sus causas sean duraderas, que no se pierdan y que aumenten cada vez más.
Trataré de comunicar esta buena energía a mi alrededor, es algo que los demás
necesitan mucho y que yo les puedo dar.
El mayor impedimento para hacerlo es cuando aparece la envidia y el malestar por los éxitos de otra gente.
Vigilaré a este enemigo y no le dejaré entrar en mi mente.

martes, 23 de julio de 2013

PRÁCTICA DE ESTA SEMANA (Del 22 al 28 de Julio) INVITACION!!

MI PRÁCTICA DE ESTA SEMANA (Del 22 al 28 de Julio).




Trataré de reconocer cuando aparece el dolor en mi vida.

Esa sensación desagradable, el deseo que se acabe, el estado de desesperación e impotencia, el malestar, angustia, tristeza, miedo. 

Si hoy no tengo un sufrimiento fuerte, intentaré recordar un momento de dolor del pasado.

Sin olvidar esa sensación dolorosa mía, me pondré en el lugar de los demás, tratando de ser consciente de la situación de dolor y angustia en la que se encuentran tantas personas. 

Voy a mirar de frente a esa inmensa carga de sufrimiento que hay en el corazón de las personas, de los animales, de todos los seres.


Voy a comparar mi situación con la de los seres más desafortunados,

 ¿podría soportar yo esa situación dolorosa en la que viven tantas personas? 
¿Son realmente importantes esas pequeñas incomodidades mías comparadas con el sufrimiento de los demás? 
¿Qué hago yo por ayudarles?
 ¿Puedo hacer algo? 
¿Quién puede hacerlo?

Hoy tengo que entrar en el corazón de cada persona con la que me encuentre, 

conocer sus problemas y dificultades, sentir compasión sinceramente y hacer algo para ayudarles.

Por la noche anotaré las veces que lo he puesto en práctica
.

sábado, 6 de julio de 2013

Todo surge de la mente de Lama Yeshe


El budismo puede entenderse de muchas maneras diferentes. La gente que actualiza el camino budista lo hace gradualmente. Del mismo modo que avanzas progresivamente desde la escuela a la universidad, aprobando cada curso para pasar al siguiente, los practicantes budistas progresan asimismo paso a paso por el camino a la Iluminación. En el budismo, no obstante, se habla de diferentes niveles mentales; aquí, “superior” e “inferior” se refieren al progreso espiritual.
En Occidente se tiende a considerar el budismo como una religión en el sentido occidental del término. Esto es un error. El budismo está completamente abierto, se puede hablar de cualquier tema. El budismo tiene su doctrina y su filosofía, pero también pone énfasis en la experimentación científica, tanto interna como externa. No pienses que es un sistema de creencias estrecho y cerrado. No lo es. La doctrina budista no es una elaboración histórica derivada de la imaginación y de la especulación mental, sino una explicación psicológica precisa de la verdadera naturaleza de la mente.
Cuando observas el mundo externo, tienes la fuerte impresión de que es algo substancial. Probablemente no te des cuenta de que esa fuerte impresión es tan sólo la interpretación que hace tu propia mente de lo que percibe. Piensas que esa realidad fuerte y sólida existe realmente en el exterior y, quizá, cuando miras en tu interior, te sientes vacío. Eso es también un concepto erróneo: la poderosa impresión de que el mundo aparece existiendo verdaderamente fuera de ti es, de hecho, una proyección de tu mente. Todo lo que experimentas –sentimientos, sensaciones, formas y colores– surge de la mente.
Unos días te levantas por la mañana con una mente aturdida y el mundo que te rodea aparece ante ti oscuro y brumoso, otros días te despiertas con una mente clara y ves el mundo bello y luminoso. Debes comprender que estas distintas impresiones vienen de tu mente y no de los cambios en el entorno externo. En lugar de interpretar equivocadamente cualquier experiencia de tu vida mediante conceptos erróneos, comprende que no se trata de la realidad externa, sino sólo de la mente.
Por ejemplo, cuando todos los aquí presentes miráis a un mismo objeto –a mí, Lama Yeshe–, cada uno tiene una experiencia totalmente distinta, a pesar de que todos estéis mirando el mismo objeto. Estas experiencias distintas no vienen de mí, sino de vuestras propias mentes. Quizá estás pensando. “¿Cómo puede decir eso? Todos estamos viendo el mismo rostro, el mismo cuerpo, los mismos hábitos”, pero esa interpretación es un tanto superficial. Analízalo con más detenimiento. Verás que el modo en que me percibe cada uno de vosotros, el modo en que cada uno se siente ante esa percepción es estrictamente individual y que, a ese nivel, todos sois diferentes. Estas distintas percepciones no proceden de mí, sino de vuestras mentes. Eso es lo que me gustaría que comprendierais.
Después puedes pensar: “Él es sólo un lama; no conoce otra cosa aparte de la mente. No conoce los grandes progresos científicos, como los satélites, ni otras tecnologías avanzadas. No puede decir que todo eso viene de la mente”. Pero tienes que analizarlo. Cuando digo “satélite”, aparece en tu mente una imagen del objeto que te ha sido identificado como tal. Cuando se construyó el primer satélite, su inventor dijo: “He inventado este objeto que gira alrededor de la Tierra y le he llamado satélite”. Después, cuando los demás vieron ese objeto, pensaron: “¡Ah! Esto es un satélite”. Pero “satélite” no es más que un nombre, ¿no es así?
Antes de construirlo, el inventor del satélite reflexionó y lo visualizó en su mente. Y, a partir de esa imagen mental, hizo lo necesario para materializar su creación. Después dijo a todo el mundo: “Esto es un satélite”. Así que todos pensaron: “¡Increíble! ¡Un satélite! ¡Qué bonito, qué maravilloso!”. Eso muestra lo ridículos que somos: alguien pone un nombre a una cosa y nosotros nos aferramos a ese nombre creyendo que se trata de algo real. Eso es lo que nos ocurre constantemente, independiente de los colores y las formas a las que nos aferremos. Analízalo.
Si puedes comprender lo que estoy diciendo, verás que los satélites y todo lo demás vienen en verdad de la mente y que, sin la mente, no hay ni la más mínima existencia material manifiesta en todo el mundo sensorial. ¿Qué existe sin la mente? Piensa en todos los productos que puedes hallar en un supermercado: tantos nombres, tantos alimentos, tantos objetos distintos. Primero, la gente los inventó –este nombre, aquél nombre, esto, aquello– y después esto, eso y lo de más allá apareció ante ti. Si todos esos miles de productos de supermercado, así como los aviones, los cohetes espaciales y los satélites son manifestaciones de la mente, ¿qué es lo que no viene de la mente?
Si observas cómo se expresa tu mente, tus diversas visiones y sensaciones, tu imaginación, comprenderás que todas tus emociones, el modo en que vives tu vida, el modo en que te relacionas con los demás, todo viene de la mente. Si no comprendes cómo funciona la mente, vas a seguir teniendo experiencias negativas como el enfado y la depresión. ¿Por qué digo que la mente depresiva es una mente negativa? Porque la mente depresiva no comprende su propio funcionamiento. Una mente sin comprensión es negativa. La mente negativa te abate porque todas sus reacciones están contaminadas. Una mente que tiene comprensión funciona con claridad. Una mente clara es una mente positiva.
Cualquier problema emocional que experimentas surge debido al modo en que funciona tu mente; tu problema básico radica en que no te autoidentificas del modo correcto. Normalmente te tienes en baja consideración, te percibes como un ser humano con pocas cualidades, cuando, de hecho, lo que realmente deseas es que tu vida sea la mejor, que sea perfecta. Tú no quieres ser un ser humano de poca valía, ¿verdad? Para corregir tu visión y convertirte en una persona mejor no necesitas agobiarte ni saltar de una cultura a otra. Todo lo que tienes que hacer es comprender tu verdadera naturaleza, el modo en que existes realmente ahora. Eso es todo. Es muy sencillo.
Lo que estoy diciendo aquí no pertenece a la cultura tibetana, no es un asunto exclusivo de los orientales. Estoy hablando de tus propios asuntos. De hecho, no es importante saber de quién es este asunto; todos somos básicamente iguales. ¿En qué nos diferenciamos unos de otros? Todos tenemos mente, todos percibimos los fenómenos a través de nuestros sentidos, todos somos iguales en cuanto a nuestro deseo de disfrutar del mundo sensorial y todos nos aferramos del mismo modo al mundo sensorial, desconociendo tanto la realidad de nuestro mundo interior como la del exterior. No hay diferencias entre nosotros, aunque tengas el pelo largo o corto, aunque seas negro, blanco o amarillo, aunque vistas de esta manera o de esta otra. Todos somos iguales. ¿Por qué? Porque la mente humana es como un océano y nos parecemos mucho en el modo en que hemos evolucionado sobre la Tierra.
Una observación superficial del mundo sensorial puede llevarte a creer que los problemas de las personas son distintos, pero si lo examinas más a fondo verás que todos son fundamentalmente iguales. Lo que hace que los problemas de la gente parezcan únicos son las diferentes interpretaciones que cada uno hace de sus experiencias.
Este modo de examinar la realidad no es necesariamente un ejercicio espiritual. Tampoco tienes por qué creer o negar que tienes una mente; todo lo que has de hacer es observar cómo funciona y cómo actúa y no obsesionarte demasiado con el mundo que te rodea.
El Buda nunca puso demasiado énfasis en las creencias. En su lugar, nos exhortó a que investigásemos e intentásemos comprender la realidad de nuestro propio ser. Jamás insistió en que comprendiésemos lo que él mismo era, lo que es un buda. Todo lo que quería era que comprendiésemos nuestra propia naturaleza. Fácil, ¿no? No es necesario que creas en nada. Con sólo hacer el esfuerzo adecuado, comprenderás las cosas por tu propia experiencia y desarrollarás gradualmente todos los logros espirituales.
Pero quizá te preguntes: ¿Qué pasa con las montañas, los árboles y los océanos? ¿Cómo pueden surgir de la mente? Y ahora yo te pregunto: ¿Cuál es la naturaleza de una montaña? ¿Cuál es la naturaleza de un océano? ¿Existen las cosas necesariamente como las vemos? Cuando observas las montañas y los océanos, éstos aparecen ante tu visión superficial como montañas y océanos. Pero su naturaleza es, de hecho, otra cosa. Si cien personas contemplan al mismo tiempo una montaña, todas ven aspectos distintos, colores distintos, características distintas. Entonces, ¿quién tiene la visión correcta? Si puedes contestar a esto, podrás dar respuesta a tu pregunta.
En conclusión, lo que estoy diciendo es que tu visión cotidiana y superficial del mundo sensorial no refleja su verdadera realidad. El modo en que interpretas Melbourne, tu idea de cómo existe Melbourne, no tiene nada que ver con la realidad de Melbourne, a pesar de que hayas nacido y permanecido en esta ciudad, con tus subidas y bajadas, durante toda tu vida. Analízalo.
Al decir todo esto, no estoy haciendo una afirmación definitiva, sino, más bien, ofreciéndote una sugerencia sobre cómo observar las cosas de un modo nuevo. No trato de forzarte a aceptar mis ideas. Todo lo que hago es recomendarte a que dejes de lado tu mente perezosa, que no hace otra cosa más que creerse lo que percibe, y que analices las cosas con una mente diferente, con una mente nueva.
La mayoría de las decisiones que tu mente ha estado tomando desde que naciste –“esto es correcto, esto es incorrecto, esto no es la realidad”– han sido conceptos erróneos. Una mente poseída por los conceptos erróneos es una mente que duda, una mente que nunca está segura de nada. Un pequeño cambio en las condiciones externas y se aturde. Hasta las cosas más pequeñas perturban tu mente. Si pudieses contemplar la totalidad de la escena, comprenderías lo absurdo que es. Pero nosotros no vemos la totalidad, la totalidad es demasiado para nosotros.
La mente sabia, el conocimiento-sabiduría o consciencia universal, jamás se desconcierta con las pequeñas cosas. Puesto que percibe la totalidad, no presta atención a las nimiedades. Una energía que viene de aquí y que coincide con otra energía que viene de allá nunca desmorona al sabio, pues el sabio cuenta con que ocurran cosas así; es la naturaleza de las cosas. Si tienes el concepto erróneo de que tu vida va a ser perfecta, siempre te sobresaltarás ante su naturaleza cambiante. Si sabes que tu vida va a tener altibajos, tu mente permanecerá mucho más relajada. ¿Hay algo en el mundo exterior que sea perfecto? Nada. Por lo tanto, dado que la energía de tu mente y de tu cuerpo están inevitablemente vinculadas con el mundo exterior, ¿cómo puedes esperar que tu vida sea perfecta? No puedes.
Lama Yeshe

lunes, 1 de julio de 2013

MANIFESTO POR UNA ECONOMÍA BUDISTA!Grupo de Trabajo de Economía y Budismo, CCEB


PREÁMBULO:

A través de los años se ha hecho visible que los sistemas económicos de los países del mundo no han sido capaces de conseguir el objetivo de la felicidad y la prosperidad para todos. Sus deficiencias han multiplicado las diferencias sociales entre las personas, haciendo que una parte de la humanidad no pueda acceder a recursos básicos al tiempo que se altera peligrosamente el equilibrio natural de los seres y el entorno.
El ritmo acelerado del crecimiento ilimitado que nos impone la economía actual en un mundo de recursos limitados no es sostenible, y por lo tanto, no tiene futuro. Urge crear un nuevo paradigma económico, es ahí donde el Budismo puede hacer aportaciones valiosas y ayudarnos a poner las bases de una “nueva economía humanizada” que nos permita continuar viviendo en nuestro planeta durante muchas generaciones.
Por lo tanto, se debe definir un nuevo sistema operativo económico, psicológico y social de la humanidad, que tenga en cuenta que debemos retomar un estilo de vida consciente en la vida cotidiana, que no por ser más frugal y equilibrado, sea menos digno y satisfactorio.
Definimos la Economía Budista como la economía que se basa en los fundamentos teóricos y prácticos sobre sabiduría, ética, psicología y praxis budista. Esta definición se concreta en los siguientes PRINCIPIOS:

PRINCIPIOS DE LA ECONOMÍA BUDISTA:

1) La Economía Budista consiste en poner la economía al servicio de los seres y no los seres al servicio de la economía.
§ La Economía Budista es compatible con una economía de libre mercado. La generación de riqueza como resultado de la actividad económica no sólo es lícita, sino que es totalmente necesaria.
§ La economía debe tener como fin, contribuir a la felicidad, bienestar y prosperidad de todos los seres. La prosperidad es el resultado de la generosidad.
§ Los resultados de una Economía Budista deben ser medidos con índices que vayan más allá de los indicadores económicos habituales, de forma que reflejen el nivel de felicidad de los seres.
§ La Economía Budista es real y no ficticia, es equitativa y no especulativa. 2) La Economía Budista potencia la creación de una cultura de Paz, No Violencia y
respeto a todas las formas de vida.
§ Esta visión de la cultura implica impulsar una cooperación interreligiosa en base al amor, la hermandad y el respeto a todas las otras tradiciones espirituales del mundo.
3) La Economía Budista fomenta una nueva educación basada en valores de convivencia más que en la acumulación de conocimientos.
§ Desde la educación, se debe enseñar los valores adecuados para que se produzca un cambio en la mentalidad de la sociedad. En lugar de aprender a ser productivos desde la competitividad, serlo desde la solidaridad y el trabajo en equipo. En vez de acumular conocimientos, trabajar desde la creatividad para sentir satisfacción por el trabajo realizado y la confianza en uno mismo.
4) La Economía Budista es ecologista porque es consciente de que forma parte del medio ambiente.
§ La Economía Budista promueve un modelo de vida integrado por todos los seres que no pertenezca a nadie en particular, sino a toda la naturaleza.
§ La Economía Budista pide producir sólo bienes reciclables y no contaminantes. Igualmente promueve las energías limpias y renovables.
§ La agricultura ecológica de consumo local es un ejemplo de modelo económico sostenible dentro de la Economía Budista, donde se respeta el medio natural y los ecosistemas, conectando al agricultor con el consumidor en un entorno de proximidad y beneficio mutuo.
5) La Economía Budista promueve el consumo consciente. Comprar productos hechos con consciencia y hacer del consumo un acto consciente, ayuda a hacernos
2
más felices, a dar valor a lo que tenemos y a lo que somos y a hacer un buen uso de lo que hemos recibido.
§ La frugalidad es una forma de generosidad. Cuando no abusamos de los recursos, los ponemos al servicio del mundo.
§ Se deben consumir solamente los bienes y productos necesarios. Consumir más no aporta felicidad, porque la felicidad está en nuestro interior.
§ En cada acto de consumo y de no consumo elegimos que tipo de economía queremos para el mundo. Cambiando nuestros hábitos, creamos un mundo diferente.
6) La Economía Budista considera que la salud se basa en la vida y pertenece a todos los seres. El concepto budista de la medicina se fundamenta en el amor y la compasión hacia todos los seres, integrando la medicina moderna con la sabiduría de las medicinas milenarias de forma sostenible.
7) La Economía Budista considera que los estados, administraciones públicas, sus gobiernos y todos los ciudadanos deben estar al servicio de los seres, mediante la generación de mecanismos que cubran todas las necesidades básicas.
8) La Economía Budista defiende un sistema financiero ético basado en los intercambios que buscan el bien común, poniendo en comunicación quienes tienen excedentes de recursos con quienes los necesitan para llevar a cabo proyectos de economía real.
9) La Economía Budista pide que las empresas, al igual que las otras entidades económicas (cooperativas, fundaciones, asociaciones, administraciones...), sean fundamentales para el cambio social.
§ Las entidades económicas tienen el poder de transformar, con su tarea, a las personas, recursos y mercados con quienes se relacionan, promoviendo así el desarrollo de un nuevo modelo sistémico.
§ Las entidades económicas deben velar por su sostenibilidad económica y ecológica.
§ La Economía Budista pone al alcance de todos la actividad empresarial como herramienta de realización personal. Las pequeñas y medianas empresas son una expresión de esta actividad.
§ Los productos y servicios deben ser los que mejor satisfacen las necesidades de consumo del cliente y de sostenibilidad de las entidades económicas.
§ La participación activa del capital humano en la actividad de las entidades económicas es una tarea fundamental de la Economía Budista.
§ La Economía Budista fomenta el talento del capital humano de las entidades económicas, independientemente de su edad, género, capacidades físicas, etc., sin ningún tipo de discriminación.
3
POR UN PROCESO DE CAMBIO
Leer este texto ya te hace participar en el cambio. El cambio no es una revolución que aparece en los medios de comunicación de repente, el cambio es una transformación en nuestro estilo de vida. Compartir con los demás y buscar la felicidad de todos los seres, nos pone en contacto con nuestro entorno. Al hacerlo, descubrimos qué es lo que limita nuestra generosidad, nuestra ética, qué nos mantiene en casa sin participar en el proceso de cambio.
Ofrecemos al mundo la meditación como ciencia de la mente, una ciencia capaz de transformar a los seres humanos; que podrán así, y de manera natural, transformar las empresas y las instituciones, para de este modo producir un cambio auténtico en el mundo.
Grupo de Trabajo de Economía y Budismo, CCEB