lunes, 22 de agosto de 2016

Meditación de la semana



¡Detente!
De la misma manera que tienes el impulso de hacer algo, detente. 

Puedes intentarlo donde sea. Estás tomando un baño; repentínamente date a ti mismo una orden: '¡para', y detente. Incluso si es solo por un momento nada más, sentirás que se produce en ti un fenómeno diferente. Eres empujado al centro y, de repente todo se detiene, no solo el cuerpo. Cuando el cuerpo se detiene completamente, tu mente también se detiene.

Cuando digas “¡para!”, entonces no respires. Permite que todo se detenga... no hay respiración, no hay movimientos corporales. Solo por un momento permanece en este detenimiento, y sentirás que has penetrado súbitamente, con la velocidad de un cohete, en el centro. Y, entonces, incluso un vislumbre es milagroso, revolucionario. Eso te cambia, y poco a poco puedes tener vislumbres más claros del centro. Por eso no se debe practicar la inactividad. Utilízalo súbitamente, cuando no estés atento. 

No hay comentarios.: