jueves, 11 de junio de 2015

LOS PRECEPTOS.





Resumen de los preceptos, los 5 primeros para gente normal, en la búsqueda de la paz y los siguientes son adecuados a una vida monástica, o de entrega absoluta.
La gente ordinaria que vive la vida mundana puede poner en práctica la Recta Palabra y la Recta Acción practicando los Cinco Preceptos:
Abstenerse de matar a cualquier criatura.
Abstenerse de robar.
Abstenerse de conducta sexual inadecuada.
Abstenerse de falsas palabras.
Abstenerse de intoxicantes.
Los Cinco Preceptos son el mínimo indispensable que se necesita para llevar una conducta moral, y deben ser seguidos por todos los que deseen practicar el Dhamma.
Sin embargo, puede suceder que un seglar tenga la oportunidad de dejar temporalmente los asuntos mundanos varias veces en su vida "quizá durante varios días, quizá uno sólo" para purificar la mente, para trabajar en busca de la liberación. 
Dichos períodos son el momento para practicar el Dhamma seriamente, y por ello, hay que cuidar la conducta con más minuciosidad que en la vida ordinaria. 
Es muy importante en ese tiempo evitar las acciones que puedan distraer o interferir con el trabajo de la auto purificación.
Es esos períodos se siguen ocho preceptos, además de incluir los cinco preceptos básicos, con una modificación "en vez de abstenerse de conducta sexual inadecuada, se abstiene de toda actividad sexual", se añade la abstención de comer fuera de horas (es decir, comer después del mediodía), la abstención de todo entretenimiento sensorial y ornamento corporal; y la abstención de dormir en camas lujosas.
El requisito del celibato y los preceptos adicionales estimulan la tranquilidad y atención necesarias en el trabajo de introspección y ayudan a librar a la mente de toda perturbación externa. 
Sólo es necesario seguir los Ocho Preceptos durante el tiempo dedicado a la práctica intensiva del Dharma, y, cuando ese período finaliza, el seglar puede volver a adoptar los Cinco Preceptos como norma de su conducta.
Finalmente, los preceptos que siguen los que han decidido adoptar la vida sin hogar de un seglar, de un monje o monja mendicante, son diez. 
Esos Diez Preceptos, además de incluir los ocho primeros, con el séptimo dividido en dos; añaden un precepto más: abstenerse de aceptar dinero. Los seglares deben sustentar su vida exclusivamente de la caridad que reciban, para que estén libres a dedicarse de lleno al trabajo de purificar sus mentes, en beneficio propio y de los demás.
Los preceptos, cinco, ocho o diez, no son fórmulas huecas, dictadas por la tradición, literalmente son "pasos para implementar el entrenamiento"; son medios muy prácticos para asegurarse de que las propias palabras y actos no dañen a uno mismo o a alguien más.
Thuk Je Che Tíbet.

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