Todas las cosas parecen muy reales, sólidas, concretas, independientes, pero al analizarlas con sabiduría parece que se desvanecen y pierden esa realidad que siempre damos por buena. A los ojos de una mente clara, que es capaz de penetrar hasta el fondo de las cosas con el ojo de la sabiduría, todo se desvanece como el agua de un espejismo cuando vamos a probarla. A pesar de ello, las cosas se ven y funcionan, igual que las apariencias de un sueño, que aunque no son reales, producen alegría, tristeza, placer o angustia.
Hoy trataré de ser consciente de que todo es como un sueño, como una ilusión, no me quedaré atrapado en la realidad sólida y concreta que parecen tener las cosas y usaré todo lo que aparezca para alimentar y fortalecer la compasión y la sabiduría.
Haré que mi sueño de hoy sea un sueño hermoso, que el mundo en el que vivo sea un paraíso y las personas que me rodean sean gente feliz y maravillosa.
Viviré despierto en este sueño, con una mente que está más allá de la dualidad y que al mismo tiempo sueña con todo el mundo para dar felicidad a los demás.
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