lunes, 2 de febrero de 2015

La Importancia del Maestro.

Voy a recordar constantemente la inmensa bondad de mi maestro o maestra espiritual. 
Su gran bondad hacia mí por transmitirme las enseñanzas de Dharma, por sus consejos, por su ejemplo, por su paciencia, por su inmensa compasión y su profunda sabiduría. 

Para no olvidarlo, pensaré que está siempre sentado sobre mi coronilla, que ve perfectamente mis acciones y conoce mis pensamientos, que me inspira en todo lo que hago, que me protege de todos los peligros y me guía por el camino de la luz.

Me esforzaré por practicar el Dharma lo mejor que pueda de acuerdo con mi capacidad y haré que todas mis acciones, palabras y pensamientos sean una ofrenda excelente, que complace a mi maestro, complace a todos los budas y beneficia a todos los seres.


De vez en cuando pondré algún objeto sobre mi cabeza, siempre que no sea indiscreto, y pensaré que ese contacto que siento es la presencia de mi maestro. Todo lo positivo de mi vida se lo ofreceré con una mente feliz, y mis errores, defectos y equivocaciones, tras reconocerlos como tales, le pediré que me ayude a librarme de ellos.


Al final de cada día haré un repaso de mi práctica y me motivaré sinceramente para mejorarla al día siguiente.



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