LA PACIENCIA.
En
la vida, las dificultades y problemas aparecen con mucha más frecuencia
de lo que deseamos, pero los éxitos, la felicidad y el bienestar
ocurren muy pocas veces, aunque siempre los estamos esperando.
Siendo esta la situación de mi vida, necesito protegerme con el escudo de la paciencia.
Frente a cualquier adversidad, si no pierdo la calma y el optimismo, podré solucionar mejor el problema en el caso que tenga solución, y si no la tiene, puedo aceptarlo como parte de la vida sin perder la paz y la serenidad.
Hoy voy a trabajar esto mismo, mantendré el optimismo y la buena disposición cada vez que encuentre algo desagradable, sea lo que sea, pensando que si el problema tiene solución, se soluciona y ya está, no hay que preocuparse por ello; y si no tiene solución, hay que aceptarlo y no darle más vueltas, ¿de qué sirve preocuparse?
Con mucha atención y una determinación muy firme, trataré de registrar cada ocasión en la que he podido entrenar mi capacidad de paciencia y de no ser afectado por las dificultades.
Luego haré un buen repaso de mis aciertos y mis descuidos.
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