domingo, 5 de diciembre de 2010

CARTA PARA MI HIJA NATALIA EN SU 10º CUMPLEAÑOS


PALABRAS EXTRACTADAS DE LAS "CARTAS DE UN PADRE A SU HIJA". PALABRA ANTIGUA TOLTECA.

UN DON DE SABIDURIA ANTIGUA A TI MI ADORADA HIJA EN TUS 10 AÑOS.

FELIZ CUMPLEAÑOS, TE QUIERO MUCHO...

"Aquí estás, mi hijita, mi collar de piedras finas, ni plumaje de quetzal, ni hechura humana, la nacida de mi.

Tú eres mi sangre, mi color, en ti está mi imagen. Ahora recibe, escucha: vives, as nacido, te ha enviado a la tierra el Señor Nuestro, el Dueño del cerca y del junto, el hacedor de la gente, el inventor de los hombres.

Pero, ahora, mi muchachita, escucha bien, miran con calma: he aquí tu madre, tu señora, de su vientre, de su seno te desprendiste, brotaste. Como si fueras una yerbita, una plantita, así brotaste. Como sale la hoja, así creciste, floreciste. Como si hubieras estado dormida y hubieras despertado.

Mira, escucha, advierte, así es en la tierra: no seas vana, no andes como quiera, no andes sin rumbo.¿Cómo vivirás? ¿Cómo seguirás aquí por poco tiempo?. Dicen que es muy difícil vivir en la tierra, lugar de espantosos conflictos, mi muchachita, palomita, pequeñita...

Ahora es buen tiempo, todavía es buen tiempo, porque todavía hay en tu corazón un jade, una turquesa.Todavía estaba fresco, no se ha deteriorado, no ha sido aún torcido, todavía está entero, aún no se ha logrado, no se ha torcido nada. Todavía estamos aquí nosotros (nosotros sus padres) que te metimos aquí a sus fines, porque con esto se conserva el mundo.

He aquí otra cosa que quiero inculcarte, ni hechura humana, mi hijita: sabe bien, no hagas quedar burlados a nuestros señores por quienes naciste. No les eches polvo y basura, no rocíes inmundicias sobre su historia: su tinta negra y roja, su fama... .

Que vosotros os vean, os fortalezca el Señor Nuestro, el conocedor de los hombres, el inventor de la gente, el hacedor de los seres humanos. Todo esto te lo entregó con mis labios y mis palabras. Así, delante del Señor Nuestro cumplo con mi deber. Y si tal vez por cual quiere parte arrojas esto, tú ya lo sabes. He cumplido mi oficio, muchachita mía, niñita mía. Que seas feliz, que Nuestro Señor te haga dichosa.

Tortolita, hijita, niñita, mi muchachita. Has recibido, has tomado el aliento, el discurso de tu padre, el señor, tú señor. As recibido algo que no es común, que no se suele dar a la gente; en el corazón de tu padre estaba atesorado, bien guardado. En verdad que no te lo dio prestado, porque tú eres su sangre, tú eres su color, en ti se da él a conocer. Aunque es una mujercita, eres su imagen..

Pero ¿qué es más te puedo decir?, ¿que te diré todavía?, ya que su palabra fue abundante acerca de todo, pues a todas partes que ha llevado, te ha acercado, nada en verdad dejó de decidirte. Pero sólo te diré algo, así cumpliré mi oficio. No arrojes por parte alguna el aliento y la palabra de tu señor padre. Porque son cosas preciosas, excelentes, por qué sólo cosas preciosas salen del aliento y la palabra de nuestro señor, pues en verdad el suyo es un lenguaje gente principal. Sus palabras valen lo que las piedras preciosas, lo que las turquesas chinas, redondas y acanaladas.

Consérvalas, de ellas un tesoro en tu corazón, as de ellas una pintura en tu corazón. Si vivieras, con esto educarás a tus hijos... Miran, así seguirás el camino de quienes te educaron, de las señoras, de las mujeres nobles, de las ancianas de cabello blanco que nos precedieron.

¿Acaso nos lo dejaron dicho todo? Tan sólo nos daban unas cuantas palabras, poco era lo que decían. Esto era todo su discurso:. Escucha, es el tiempo de aprender aquí en la tierra, ésta es la palabra: atiende y de aquí tomarás lo que será tu vida, lo que será tu hechura. Por un lugar difícil caminamos, andamos aquí en la tierra. Por una parte de un abismo, por la otra un barranco. Si no vas por en medio, caerás de un lado o del otro. Sólo en el medio se vive, sólo en el medio se anda.

Hijita mía, tortolita, niñita, pobre y guarda este discurso en el interior de tu corazón. No se te olvide; que sea tu tea, tu luz, todo el tiempo que vivas aquí sobre la tierra.... Sólo me queda otra cosa, con la quedar en fin a mis palabras. Si vives algún tiempo, si por algún tiempo sigues la vida de este mundo, no entregues en vano tu cuerpo, mi hijita, mi niña, mi tortolita, mi muchachita. No entregues a cualquiera, porque si nada más así dejas de ser virgen, si te haces mujer, te pierdes un, porque ya nunca irás bajo el amparo de alguien que de verdad te quiera...

Y tú llega a ser feliz, niñita, mi muchachita, pequeñita. Acércate al Señor Nuestro, al Dueño del cerca y del junto. "

Huehuetlactolli Palabra antigua transcrita por fray Bernardino de Sahagún.

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