miércoles, 1 de marzo de 2017

LA IRA. EL DOMINIO DEL FUEGO INTERIOR - THICH NHAT HANH (PARTE 8)
Cuando alguien no sabe cómo manejar su propio sufrimiento, deja que se extienda a la gente de su alrededor. Cuando tú sufres, haces sufrir a la gente que te rodea. Es algo muy natural. Por eso hemos de aprender a manejar nuestro sufrimiento, para que no lo vayamos repartiendo por ahí.
Cuando eres el cabeza de familia, por ejemplo, sabes que el bienestar de los miembros de tu familia es muy importante. Como tienes compasión, no dejas que tu sufrimiento haga daño a los que te rodean. Practicas el aprender a manejar tu sufrimiento porque sabes que no es una cuestión individual, y que tu felicidad tampoco lo es.
Cuando alguien está enojado y no sabe cómo manejar su ira, se siente impotente, sufre. Y también hace sufrir a los que le rodean. Al principio sientes que la persona que te enoja se merece un castigo. Deseas castigarla porque te ha hecho sufrir.
Pero después de diez o quince minutos de meditar caminando y de observar de manera consciente, descubres que en vez de castigo lo que necesita es ayuda. Y ésa es una buena percepción.
Como sabes abrazar tu ira, ahora te sientes mucho mejor, pero ves que la otra persona sigue sufriendo. Esta percepción te mueve a acercarte a ella de nuevo. Nadie más puede ayudarla, excepto tú. Ahora sientes un gran deseo de volver y ayudarla. Es una actitud totalmente distinta a la que antes tenías, ya no deseas castigarla. Tú ira se ha transformado en compasión.

lunes, 21 de noviembre de 2016

La Naturaleza indispensable del Sufrimiento




Sin sufrimiento no es posible la felicidad. 
Cuando cultivas flores de loto, necesitas lodo. 
La felicidad necesita también algo de fango para surgir. Escuchando, observando profundamente, surge más comprensión y compasión. He ahí los dos fundamentos de la felicidad; ésta viene del lodo, del sufrimiento. Hay una conexión muy profunda entre el dolor y la felicidad, así como entre el lodo y el loto. Si huímos siempre del sufrimiento, no nos liberaremos de él. El sufrimiento es esencial para alcanzar la comprensión y el amor. Si sabemos cómo manejar el sufrimiento en nuestro interior, si sabemos cómo sufrir, sufriremos menos que otras personas. El sufrimiento es un arte. Si sabemos utilizar nuestro sufrimiento, podemos crear felicidad para nosotros y para quienes nos rodean. Cuando estás en contacto con tu sufrimiento y el de los otros, emerge la compasión. Somos una gota en el corazón de un río. Dejemos que este río nos lleve como gota de agua. Si tienes algun dolor, ansiedad o angustia, permítete ser arrastrado por la energía de la compasión colectiva, como una gota de agua en la corriente universal.
Thich Nhat Hanh, conferencia en Madrid, abril de 2014

Gautama, El Buda...El Iluminado





“Todos los grandes maestros religiosos, comparados con Gautama el Buda, se quedan cortos. 
Quieren que ustedes se conviertan en seguidores, quieren que practiques una cierta disciplina, quieren que manejes tus asuntos, tu moralidad, tu estilo de vida. Hacen un molde de ti y te dan una bella celda.
Buda se mantiene solo, totalmente por la libertad. Sin libertad el hombre no puede conocer su último misterio, encadenado no puede mover sus alas al cielo y no puede entrar en el más allá. 
Todas las religiones están encadenando a las personas, manteniéndolas bajo control, no les permiten ser seres originales, sino que les dan personalidades y máscaras, y a esto lo llaman educación religiosa.

Buda no te da educación religiosa alguna.

 Simplemente quiere que seas tú mismo, sea lo que sea. Esa es tu religión, ser tú mismo. Ningún hombre ha amado tanto la libertad. Ningún hombre ha amado tanto a la humanidad. No aceptaría seguidores por la simple razón de que aceptar un seguidor es destruir su dignidad. 
Aceptó sólo compañeros de viaje.
Su última declaración antes de morir fue: “Si vuelvo alguna vez, regresaré como tu amigo”. Maitreya significa el amigo”.

Osho, Ma Tzu
 The Empty Mirror.

*Sidarta Gautama, más conocido como Buda Gautama, Sakiamuni, o simplemente el Buda, fue un sabio en cuyas enseñanzas se fundó el budismo. Nació en la ya desaparecida república Sakia en las estribaciones del Himalaya.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

El miedo y la culpabilidad no son lo mismo. by Osho


El miedo que se acepta se convierte en libertad; el miedo que se niega, que se rechaza, que se condena, se convierte en culpabilidad. Si aceptas el miedo como parte de la situación...
Es parte de la situación. El ser humano es una parte, una parte muy pequeña, una parte diminuta; la totalidad es extensa, el hombre es una gota, una pequeña gota, y la totalidad es todo el océano. Surge un temor: «Quizá me pierda en la totalidad; puede desaparecer mi identidad. » Ése es el miedo a la muerte. Cualquier miedo es miedo a la muerte. Y el miedo a la muerte es el miedo a la aniquilación.
Es natural que el hombre tenga miedo, sea temeroso. Si lo aceptas, si dices que la vida es así, si lo aceptas del todo, el temor desaparece inmediatamente y el miedo —la misma energía que se estaba convirtiendo en miedo— se desenrosca y se convierte en libertad. Entonces sabes que aunque la gota desaparezca en el océano, seguirá estando ahí. De hecho, se convertirá en todo el océano. La muerte se convierte en el nirvana, ya no tienes miedo de perderte. Ahora entiendes cuando Jesús decía: «Si salvas tu vida la perderás y si la pierdes te salvarás»
La única forma de ir más allá de la muerte es aceptarla. Entonces desaparece. La única forma de no tener miedo es aceptarlo. Entonces, la energía que se desprende se convierte en libertad. Pero si lo condenas, si lo reprimes, si escondes el hecho de que tienes miedo, si te escudas, si te proteges y estás a la defensiva, surge la culpabilidad.
Cualquier cosa que reprimes provoca culpabilidad; todo lo que no permites provoca culpabilidad; todo lo que está contra la naturaleza provoca culpabilidad. Entonces, te sientes culpable de haber mentido a los demás y a ti mismo. La falta de autenticidad es culpabilidad.
Tú preguntas: «¿El miedo y la culpabilidad son lo mismo?» No. El miedo puede ser culpabilidad, pero puede no serlo. Depende de lo que hagas con el miedo. Si haces algo que no está bien, se convierte en culpabilidad. Si lo aceptas y no haces nada —¡no hay nada que hacer!— se convierte en libertad, se convierte en ausencia de miedo.
No te digas a ti mismo que eres horrible, malo, un pecador. No te condenes. Eres lo que eres. No seas culpable, no te sientas culpable. Aunque algo esté mal, tú no estás mal. Quizá has actuado de un modo equivocado, pero eso no significa que tú estés mal. Puede haber una acción equivocada, pero el ser siempre está bien.
El ego siempre surge del miedo. Una persona sin miedo no tiene ego. El ego es una protección, una armadura. Como tienes miedo, das la impresión de que eres tal y tal, esto y lo otro, ¿no es verdad? Para que nadie se atreva... pero básicamente, es miedo. ¡Muy bien! Cuando miras profundamente dentro de él y encuentras el motivo básico, entonces se convierte en algo sencillo. La gente está luchando con el ego, pero el ego no es problema real. Estás luchando con un síntoma, no con la enfermedad en sí. La verdadera enfermedad es el miedo. Puedes seguir luchando con el ego pero seguirás sin dar en el blanco, porque el ego no es el verdadero enemigo, es falso. Aunque tú ganes, no ganarás nada. No puedes ganar porque sólo se puede derrotar a un verdadero enemigo, y no a un enemigo falso que no existe. Sólo es una apariencia. Es como si tuvieses una herida con un aspecto horrible y la adornaras con algo.
El ego es así. El miedo existe, pero nadie quiere mostrar su miedo, porque si los demás ven que tienes miedo, habrá algunas personas que te asustarán más. Cuando se dan cuenta de que tienes mucho miedo, todo el mundo empieza a atacar. Disfrutan humillándote, dándose cuenta que eres más débil. La gente disfruta aprovechándose, dándole patadas a alguien...
Siempre que alguien tiene miedo, crea un gran ego para rodear el miedo y va hinchando el globo del ego, hasta que es demasiado grande. Adolf Hitler e Idi Amin de Uganda... ese tipo de personas estuvieron muy hinchadas. Entonces empezaron a asustar a los demás. Debéis saber que cualquier persona que intente asustar a los demás, en el fondo tiene miedo, si no, ¿por qué lo hace? ¿Qué sentido tiene? ¿Quién se va a molestar en asustarte si él mismo no tiene miedo?
No luches con el ego. Más bien, obsérvalo e intenta aceptarlo. Es natural... forma parte de la vida. No es necesario esconderlo; no es necesario disimular. Está ahí, todos los seres humanos están llenos de miedo. Forma parte de la humanidad. Acéptalo, el ego desaparece en cuanto lo aceptas, porque entonces ya no tiene sentido que el ego siga existiendo.

lunes, 7 de noviembre de 2016

EL AMOR

"Amor.
La verdad se manifiesta a cada momento, en
todo lo que ocurre. Está en expresión perpetua.
Todo lo que se requiere son los ojos para verla; su luz
es omnipresente.
Planté un retoño el año pasado, ahora comienza
a florecer. Antes de esto hubo un año de espera.
La vida espiritual es lo mismo.
Ponte en oración y espera; siembra las semillas y
espera que vengan las flores. La paciencia es el hálito
de vida de la meditación. Nada puede ocurrir antes de
su tiempo. Todo requiere tiempo para crecer.
He recibido tu carta. Al avanzar en tu viaje estás abriendo un camino entre la esperanza y la desesperación. Me alegra mucho saberlo. El camino de la
vida es muy sinuoso, y es bueno que lo sea. Crea desafío a tu valor y energía, y añade alegría a la victoria.
Sólo a quienes nunca han emprendido la marcha se les puede llamar derrotados. El que parte ya ha ganado la mitad de la batalla. Y las derrotas que ocurren en el ínter no son derrotas; son el trasfondo
contra el cual las victorias pueden resaltar con mayor gloria.
La existencia está contigo en todo y en cada
momento; por eso el logro del objetivo es seguro.
Estoy extasiado."

OSHO.

viernes, 28 de octubre de 2016

¿Como criar a nuestros hijos? algunas consideraciones by osho.


Tus hijos no han nacido para satisfacer tus gustos y disgustos. 


Tienen que vivir su vida, y debes alegrarte de que vivan su vida, sea la que sea.
Para criar niños sanos y felices no los contaminemos con nuestras neurosis no resueltas, nuestros propios deseos, ideologías, miedos y creencias particulares, antes de traer un hijo al a mundo estemos nosotros sanos y felices luego y sólo luego podremos criar hijos sanos y felices.


No es una coincidencia que todas las religiones del mundo tengan en sus parábolas la idea de que una vez el hombre vivió en el paraíso y de alguna manera, por alguna razón fue expulsado de él.
Las personas inteligentes, sensibles, creativas siguen estando obsesionadas por el paraíso que una vez se conoció y ahora permanece como una tenue memoria, un difícil creer.
La búsqueda del paraíso es nuevamente la búsqueda de la infancia: hacerse de nuevo un niño inteligente, sin contaminar por los conocimientos, sin saber nada, todavía consiente de todo lo que nos rodea, con un profundo asombro y sentido del misterio.
No permitimos a nuestros hijos bailar, gritar, saltar, por razones triviales, quizá se les mojé la ropa, con la lluvia si corren en el exterior, por pequeñas cosas se destruye por completo una gran cualidad espiritual: la alegría.
El niño obediente es elogiado por sus padres, por sus profesores, por todo el mundo, y el niño juguetón y censurado sus ganas de jugar podrían ser totalmente inofensivas pero es censurado porque existe un peligro potencial de rebelión.
El niño continúa creciendo con total libertad acabara siendo un rebelde.
El niño rebelde se convertirá en un joven rebelde.
No se le podrá obligar satisfacer los deseos incompletos y anhelos de los padres.
Vivirá su vida propia de acuerdo con sus deseos más íntimos, no de acuerdo a los ideales de otra persona.
No se le da una oportunidad a su naturaleza.
Ese niño muerto en su interior destruye su sentido de humor: la vida en vez de expandirse,comienza a encogerse.
La vida debe ser, en cada momento, una creatividad preciosa.
No importa lo que tu hijo crea, podrían ser sólo castillos en la arena, pero todo lo que hace debería salir de su capacidad de jugar y de su alegría.
- Osho.